RECÓNDITO
Sentado en un banco de madera pulida
con el resplandor del reverbero al centro de la plazuela
bajo el techo oscuro de la noche
regado de luminosas estrellas
donde cada estrella es una vida.
Yo me pregunto:
Por qué la verdad es como un redil
que a veces tratamos de huir pero no podemos.
Algunos piensan que escaparon de esa verdad
pero no saben que lo están viviendo.
Será tal vez el ofuscamiento
que nos tiene al borde del abismo,
caeríamos en la eterna profundidad
si sale a la luz nuestra probidad.
Hombre codicioso, hijo de la avaricia
medita en el sufrimiento ajeno,
en aquel cuerpo torturado por la pobreza
como siervo de la pena en el socavón.
Yo no sé por qué tanta discordia
en lugar de bondad,
por qué el fuego de aquellos ojos no cesa.
Todo es efímero
como cuando después de la noche es el día.
Y al amanecer, prefiero beber las gotas de rocío depositadas en la flor
y dar pan de varias semillas al hambriento.
Dar regazo y abrigo al enfermo
antes de verlo agonizar
o hacerle compañía hasta su último suspirar...
1 comentario:
Una noche al raso,
como único techo el cielo
ycomo única compañía
la luna y las estrellas,
son suficientes para
soñar y acompañar
a personas menos favorecidas.
Bonito poema, amigo Alex.¡FELICIDADES!
Mª JOSÉ.
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