miércoles, 10 de marzo de 2010

MÍSTER

Era el año 2006, a mediados de marzo, en el que Aurelio, un amigo mío aficionado e inteligente en el arte de la gastronomía, me invitó a un almuerzo en su casa. Yo, desde luego, acepté.
Sin retrasos me presenté a la hora acordada con una botella de vino tinto Borgoña. Él y su carismática esposa habían preparado un exquisito potaje propio del norte denominado “Uchupacuy de ternera”, el cual degustamos con vino al son de la música de Radio Panamericana y compartiendo gratos recuerdos vividos en el restaurante criollo “Todo Rico”, pues Aurelio, más conocido como Míster, era el chef y sus ayudantes éramos Charly, Jaime y yo. Y cómo olvidar a las mozas que complacían a la clientela masculina con el contorneo de sus apetitosas caderas. Y si me preguntan por una en especial, pues sí, lo había y no diré más al respecto.
Mientras daba un sorbo de vino, observaba a una pareja colmada de regocijo a pesar de los avatares de la vida y eso me alegraba. Finalizamos la degustación con un brindis a viva voz: “Por la prosperidad de todos nosotros”. Y el tintineo de nuestras copas significaba solo una cosa: “La sencillez y entrega total al progreso de uno mismo”.
Aurelio, ya con sus 50 años, se hizo maestro de la vida, hacedor de sus logros, padre de dos hijas educadas y hermosas, esposo de una admirable mujer y ejemplo para mí. Gracias, Míster.